jueves, 21 de junio de 2012

Iluminación

Amanecía. La tenue luz que se filtraba por la cortina ligeramente mal cerrada lo despertó. Siempre dormía a un costado de la cama, pegado a la ventana, costumbre que mantenía a pesar de los años que llevaba de viudo. Poco a poco recordó lo ocurrido durante la noche, en particular, su sueño, su terrible sueño, su pesadilla. Sin ruido que le avisara, varios ladrones irrumpieron en su cuarto y, al no encontrar objetos de valor y notarlo despierto, la emprendieron a golpes contra él. Uno de ellos lo tomó del cuello y empezó a estrangularlo hasta que dejó de moverse. Aliviado por su capacidad de recordar su propia muerte, trató de acomodarse para descansar un poco más y giró hacia el centro de la cama. Fue entonces que vio su propio cuerpo, inerte y boca arriba. En ese momento, entendió todo.

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