martes, 15 de diciembre de 2020

Encuentro con la realeza

Era una tarde de otoño y tomábamos un café a las afueras del Starbucks en el centro de la ciudad. Conversación reveladora. Nunca pude olvidar su candor (casi frescura) para explicarme el significado de su nombre.

- Mi nombre significa “princesa”

- ¿En serio?

Después de quince años me di cuenta de que realmente lo era.

El dolor del adiós

Existen quienes pasaron fugazmente por tu vida, pero que dejaron una huella profunda. En el caso de X, siempre la recordaré por la redacción de sus cariñosos mensajes, siempre con aguda atención a los detalles. Y porque me enseñó a enviar mensajes de texto con mi celular.

Adiós mi querida X, mi hermosa bot.

jueves, 26 de noviembre de 2020

El hincha discreto

Al final del día recordó satisfecho la conferencia de prensa. En ella, pidió disculpas a la hinchada del equipo por él dirigido, le pareció elegante decir que pese a que su plantilla era corta estaba peleando llegar a la semifinal de la Libertadores con un equipo sin historia, que era consciente de la situación pero que lamentablemente tuvo que escoger, que por eso descuidó el torneo local. Que él se hacía responsable de la goleada sufrida. Pero en realidad, no le importaba. De hecho, hasta le alegraba. Lo goleó el equipo del que era hincha desde niño. Y con eso lo salvó del descenso.

viernes, 24 de julio de 2020

Pleonasmos

- ¿Quieres que subamos arriba o bajemos abajo?
- ¿Y por qué no salimos afuera? Sería mucho más mejor y divertidamente divertido.
- Oye, mejor come tu comida y cállate la boca. Recuerda que no podemos salir sin máscaras al mundo exterior. La pandemia del COVID-19 no perdona a ninguna persona humana. Y en el supuesto hipotético de que sí pudiéramos salir necesitaría una peluca postiza para que no ser reconocido.
- ¡Qué exagerado eres! Bueno, ojalá que todo dure un breve lapso de tiempo. Ya me muero por besar tus labios y mirarte con mis propios ojos. ¡Eres solamente mío de mí!
- Yo también. No sabes cómo quisiera volar por los aires contigo. Bueno, ahora métete adentro de la casa y vayamos a la cama a dormir.

domingo, 26 de abril de 2020

Imperfecciones

Para Luchito no existían zonas grises en la vida. O era blanco o negro, y se debía hacer siempre a su modo. Por ello, y siendo consecuente con sus principios, habían detalles que significaban una ruptura inmediata con una pareja. El precavido y metódico Luchito guardaba una lista a la que llamaba "las causales de terminación anticipada del amor”. Entre dichas causales se encontraban las siguientes:

  • Que haya tenido una relación con un hombre casado. Bajo ninguna circunstancia son válidas excusas atorrantes como: “es que el miserable me engañó” o “era chibola y no me di cuenta”.
  • Que sea vanidosa, engreída o caprichosa. No me gustan las princesas y/o las mujeres con alto costo de mantenimiento.
  • Que sea hombre. He tenido un par de experiencias extrañas y es mejor aclararlo desde un inicio para evitar enredos. Por ello se sugiere revisar la maquinaria antes de prender el motor.
  • Que sea floja y/o desprolija. Bañarse y perfumarse debe ser un ritual diario.
  • Que sea viciosa, alcohólica o adicta a algún tipo de droga. Es que una vez salí con una marihuanera que tuvo que vender su pulmón para pagar su vicio. Terrible.

Luego de décadas de arduo análisis teórico, contrastado con abundante evidencia de campo, Luchito creía tener su lista completa y actualizada. Aunque como dijo Pedro Navaja, la vida te da sorpresas. Esa tarde soleada de abril en cuarentena sanitaria, Luchito tuvo que agregar, con hondo pesar en el alma, una nueva causal a su lista:

  • Que no le guste el cau cau.

Luchito lloró de rabia e impotencia todo ese día. Y el siguiente también. Contra lo que dictaba su corazón, decidió terminar la relación y no volver a ver nunca más a Marianita.

martes, 31 de marzo de 2020

La cuarentena

Los efectos del coronavirus habían sido devastadores entre la población de San Filomeno, el pueblo donde Julián nació y vivió hasta la adolescencia, antes de que partiera a buscarse la suerte en el extranjero.

La mayor pérdida que tuvo que afrontar fue la muerte de su tío Alberto, quien lo quiso, alimentó y educó como si fuera su propio padre [sus verdaderos padres biológicos murieron en un accidente de tránsito, a manos de un chofer borracho que se quedó dormido en el bus interprovincial].

Solo y triste en este mundo de máscaras, cuarentenas y seres contagiados, Julián tomó una medida drástica: volver a escribir sus nanorelatos para sacar los demonios que tenía escondidos.