domingo, 1 de agosto de 2021

El cojudigno

Hay episodios en la vida de toda persona que son vergonzosos, que nos alejaron por un rato del mundo de la decencia y del buen nombre. En mi caso, debo confesar que hace años me agarré a la enamorada de un amigo. Bueno, no era mi pata del alma pero sí teniamos confianza. Para mi defensa, Anibal era medio cojudo, y su flaca estaba que me echaba ojo hace rato.

En el pasado, Anibal había apoyado incondicionalmente la campaña del ex Presidente Tolete, cuando ya habían varias evidencias de sus fechorías y carácter errático. No me quedan dudas de que Anibal es un tipo bien intencionado, pero su inocencia (o pelotudez) ya me parecía sacada de un libro de ciencia ficción. Más tarde, cuando todo se hizo evidente con la fuga a los Estados Unidos y la coima de 20 millones de dólares, nunca lo vi deslindar abiertamente del cholo sagrado.

Luego, en la segunda vuelta electoral siempre apoyó al candidato Castelo porque le parecía despreciable votar por Keiku. Seguramente también le conmovió el origen humilde y provinciano del profesor, como le llamaban sus seguidores. Incluso cuando se revelaban más evidencias de su corte autoritario, comunista y de afiliación terrorista, Anibal nunca dejó de aplaudir por Castelo.

Como muchos peruanos engañados, Anibal califica como un "cojudigno". Y creo que en su caso particular, también como un cornudo. Bueno, ahora que analizo la situación con detenimiento, ya no me arrepiento de haberme culeado a su flaca.

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