Ayer en la noche, por un motivo aún inexplicable, incomprensible para mi razón, comencé a sentirme romántico y nostálgico, como si un sentimiento de amor y dulzura invadiera mi inquieto espíritu. Me dieron ganas incluso de escuchar algunas canciones de amor de Chayanne y Arjona y, lo peor de todo, del ridículo de Montaner. Agarrando mi almohada con fuerzas, coreaba ahora a viva voz, y se podría decir con el corazón en la mano, esas desgarradoras y huachafas letras. No lo podía creer.
Menos mal que cuando tengo estos episodios ya tengo una rápida solución: ponerme a escuchar un par de canciones de heavy metal de Metallica o Sepultura, Slayer mejor todavía. Bendito remedio, el pecho se descongestiona y el romance se pasa por completo. ¡Ahora a seguir chambeando!
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