Desde que supo que Brasil sería la sede del Mundial, dedicó su exigua capacidad de ahorro para asistir. Participó en el sorteo y ganó una entrada. Fue un gasto enorme, pero al mismo tiempo fue su momento de gloria personal. Vendió varios bienes para comprarse un pasaje al lugar en que se jugaría el partido. No era Río ni Sao Paulo, pero no lo pensó mucho, total igual algo conocería en Salvador. Ahora que sabe los grupos, quiere vender su entrada para el Bosnia - Irán.
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