En un momento de locura
y desesperación, el pobre hombre decidió arrojarse para ser arrollado por el
trencito lleno de niños y ancianos que recorría el parque de diversiones. Sin
embargo, no llegó muy lejos con su afán suicida: el conductor no tuvo
dificultad para frenar yendo a cinco kilómetros por hora. Para algunos no es
fácil pasar el Día de la Madre en una nueva ciudad.
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