Para Luchito no existían zonas grises en la vida. O
era blanco o negro, y se debía hacer siempre a su modo. Por ello, y siendo
consecuente con sus principios, habían detalles que significaban una ruptura
inmediata con una pareja. El precavido y metódico Luchito guardaba una lista a
la que llamaba "las causales de terminación anticipada del amor”. Entre
dichas causales se encontraban las siguientes:
Que haya tenido una relación con un hombre casado. Bajo ninguna circunstancia son válidas excusas atorrantes como: “es que el miserable me engañó” o “era chibola y no me di cuenta”.
Que sea vanidosa, engreída o caprichosa. No me gustan las princesas y/o las mujeres con alto costo de mantenimiento.
Que sea hombre. He tenido un par de experiencias extrañas y es mejor aclararlo desde un inicio para evitar enredos. Por ello se sugiere revisar la maquinaria antes de prender el motor.
Que sea floja y/o desprolija. Bañarse y perfumarse debe ser un ritual diario.
Que sea viciosa, alcohólica o adicta a algún tipo de droga. Es que una vez salí con una marihuanera que tuvo que vender
su pulmón para pagar su vicio. Terrible.
Luego de décadas de arduo análisis teórico,
contrastado con abundante evidencia de campo, Luchito creía tener su lista
completa y actualizada. Aunque como dijo Pedro Navaja, la vida te da sorpresas.
Esa tarde soleada de abril en cuarentena sanitaria, Luchito tuvo que agregar,
con hondo pesar en el alma, una nueva causal a su lista:
Luchito lloró de rabia e impotencia todo ese día. Y
el siguiente también. Contra lo que dictaba su corazón, decidió terminar la
relación y no volver a ver nunca más a Marianita.