- "¡Tremenda
pendeja!"
- "Dad, what
means ‘pendeja’?"
Carajo, esta vez metí la pata hasta el fondo. Lo malo de tener un hijo que habla inglés es que siempre asumo que no entenderá las pachotadas en español que me salen de la boca de vez en cuando, sobre todo cuando está concentrado jugando sus Angry Birds.
- "Well, let me see. How can I explain it to you?", me decía a mi mismo mientras trataba de inventar cualquier cosa para distraerlo.
- "Is it a bad word?", me preguntó Gustavito sin darme pausa alguna.
- "Not really, it depends on the context", le respondí con la intención de confundirlo.
- "Context? What's that? Is it a bad word then?", me replica con inocente curiosidad, con sus siempre vivarachos ojos abiertos al máximo, sus pupilas dilatadas por la luz de la lámpara.
- "Let me give you an example for you to understand, alright?"
- "OK"
Mi esposa me miraba fijamente con una cara de 'ahora quiero ver cómo te sales
de este rollo con Gustavito'. Y es que los niños de nueve años, como todos los
niños del mundo en realidad, son bastante curiosos y reflexivos, uno no los
puede convencer de un argumento si no encuentran una clara lógica detrás.
Y comencé a
contarle una historia que me ocurrió cuando recién llegué a Canada, más
específicamente en Toronto. "Fue durante una reunión social", le dije a
Gustavito, quien me miraba con sospecha para saber si mi historia era verdadera
o la estaba inventando. Mi hijo no es tonto para nada, sabe perfectamente que
me encanta inventar cuentos todo el tiempo, especialmente cada noche que lo
llevo a su cuarto a dormir.
"En esta
reunión en el centro de la ciudad había una mujer canadiense de uno de esos
pueblitos del interior que luego vienen a Toronto y se creen más cosmopolitas
que una de Nueva York", le contaba en inglés mientras mi pobre niño ponía una evidente expresión de confusión. "Ella preguntó por mi nacionalidad y yo le dije con orgullo que era de Lima, Perú, la maravillosa y mística tierra de los Incas", agregué mientras mi hijo se acomodaba en su silla para terminar el arroz con pollo que cenábamos.
Y proseguí con el relato mientras Gustavito cogía la pierna de pollo con su mano derecha y la devoraba sin piedad. ""Oh, Lima. I was there like ten years ago. I didn’t like it at all. The weather was horrible all the time: cold, humid and cloudy", the woman said while drinking her glass of red wine, perhaps thinking deep inside that she was worldly, classy and sophisticated", le dije a mi hijo, quien ya no ponía la misma atención que antes a mi historia.
""Horrible weather?", I asked in disbelief to that obnoxious woman. "Perhaps it was the middle of winter in Lima. I don’t think there’s a country in the world where winter is wonderful", I added to defend the honor of my beloved but quite dangerous city"", seguía contándole a Gustavito, ahora buscando con la mirada
el control remoto del televisor.
"And then I
said to this horrible woman, "Anyway, I prefer the winter time in Lima one million
times. Actually, let me also tell you that this city sucks big time. People are
so full of themselves, everybody is full of crap on the inside. And your food
sucks too. Pendeja!". And then I just left the scene", le dije a Gustavito,
quien ahora me miraba consternado.
- "Do you understand the meaning of
‘pendeja’ now?", pregunté sin titubear.
- "Mmmhhh, I think so", contestó mi hijo,
con sus ojos apuntando al televisor, presuroso para ver sus dibujos animados en la sala del departamento.
Luego de esa
noche mi hijo nunca más volvió a
preguntar por el significado de la palabra ‘pendeja’ o por el de alguna otra
palabra en español que pareciera misteriosa.