Con la excepción de los turistas extranjeros, las personas que caminan por las calles de Lima no se parecen a los modelos que sonríen despreocupados en los avisos publicitarios regados por la ciudad. Creo que los rasgos nórdicos no se asemejan mucho a los andinos, aunque un experto en la materia no soy, lo reconozco. En fin, el Perú sigue avanzando.
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