--"¿Cuántos años cumpliste?", me preguntó con curiosidad.
--"¿Cuántos crees?", le repliqué al instante.
Me observó un rato, de pies a cabeza, y luego respondió, casi sin titubear:
--35 años.
La miré fijamente, pensando que algunos segundos después soltaría una carcajada, y que me diría que estaba bromeando, que le encanta tomarle el pelo a la gente.
--"¿Cómo va a ser? Eres muy generosa con tu comentario", le dije
Y no seguí hablando del tema de la edad. Cambié la conversación y seguimos avanzando por la calle.
Lo que más me consternó es que la chica no me preguntó más. ¡De verdad creía que tenía 758 años menos que mi verdadera edad! En ese momento me di cuenta de que Luciana estaba loca de remate.